Los hindús también reciben refuerzos, es este caso el sábado fue presentada la madre de demonios, la destructora: Kali.
Ilustración de Chechu Nieto |
Nos encontramos frente a una Diosa sin ninguna otra clave y unos números algo discretos (F1 y PM6) pero un siempre apetecible coste de 4. La ventaja de esta carta reside en su texto, que al no ser habilidad, es mucho más difícil de anular o copiar. Y este texto nos dice que le podemos equipar con un máximo de ocho armas en lugar de sólo una. Hasta ahora sólo Shiva y Ninurta habían superado esa limitación.
¿Cómo podemos sacarle el mayor partido a éste personaje? La opción más fácil sería tirar de Herrerías y cada turno equiparla con los tokens de los recursos, evitando así tanto el gasto de poder de su reserva como de cartas de la mano. Otras opciones son usar el Mercado de Tebas para paliar el coste de las armas o el combo entre Arturo y Tebas para que el rey celta sea el encargado de pasarle las armas a Kali.
La carta que si que deberemos tener en cuenta con Kali es Vara de Hermes, ya que si centramos un mazo en armas, debería ser totalmente imprescindible, pues nos va a proporcionar un buen número de puntos de poder para nuestra reserva. Y la acción que también podemos añadir al mazo es Yarijutsu, para asegurarnos de no quedarnos sin poder.
En cambio, a quien no deberiamos querer tener en el lado de nuestro adversario son Xoquiquetzal y Azathoth, dos dioses capaces de anular nuestra ventaja gracias a los equipos.
En general es un personaje interesante, con una fuerza teóricamente creciente (no es la misma progresión que puede ofrecernos Marduk o su Daga Serrada) y que puede buscar un lugar privilegiado en Atlántida (como la que os mostramos hace ya mucho sobre dioses) ya que obtendría un +1F por cada arma equipada.
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