Este Dios es un pepino. De por sí es una burrada de personaje. Con unos números iguales a sus hermanos de Clave, con una relación de siete a cuatro en coste y fuerza… Da igual que sea o no Dragón, la habilidad que posee lo hace brutal y muy interesante a la hora de verlo en mesa.
Si además, como venimos hablando toda la semana, modula a todos los de su gremio sólo con aparecer dándoles el parabién que le hace tan óptimo para el juego, la calidad de la carta se convierte en superlativa.
Será visto en barajas temáticas de dragones, pero de seguro que se incluirá en otro tipo de mazos, él solo, dado la calidad y solidez que aporta al juego, de eso estoy seguro. Comparte mitología con otra de las grandes cartas de Era Divina, Ori, vaya ¡cómo vienen los herederos de Yomi!
¿Por qué lo consideramos tan bueno? Sencillamente porque nos aseguramos presencia en batalla y eso es algo fundamental en muchas ocasiones para jugar según qué acciones. Además, serán dos de fuerza mínimo lo que nos sume en Enfrentamiento si es que nos lo cansan, dejando la posibilidad tan solo de que nos lo agoten como punto débil. Algo que sabremos corregir seguro cuando pensemos en la construcción de la baraja.
¿Hemos llegado al final, no habrá más dragones…? Mañana nos vemos. Un saludo.
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